jueves, 10 de enero de 2013

La culpa


Esta es la carta de un suicida. Cuenta por que se va a matar, no cuenta donde lo pueden encontrar ni deja ningún dato. Ya verán por qué.
Aclaración: Hay que leer muy bien y con mucha atención los signos de puntuación y con sentimentalismo para poder entrar en el personaje y sentirlo. Si no, no va a tener sentido.
En una parte puse una edad, que justo coincide con la mía. Esto no quiere decir que yo me vaya a suicidar.
Acá va:




LA CULPA


En fin. Aunque lo intente no lo voy a conseguir. Me siento como un perro enjaulado y sí, encuentro la forma de salir. De hecho conozco la forma, pero no es el camino. Mi mente está gastada de pensar.

La tensión me hizo reflexionar, mucho. Tuve que pensar, mucho.

¿Qué podía perder? ABSOLUTAMENTE NADA. Me ganó la desilusión, la desmotivación.
¿Cobardía? ¿De qué? Ningún sentimiento es válido cuando no hay vida, no hay motivos, no hay alegría, no hay tristeza, no hay risas sinceras, no hay amistad, no hay amor. No hay cobardía entonces. No hay nada, no hay miedo, no hay valentía, no hay futuro, no hay objetivo. No hay nada, de nada, Simplemente no hay ¿Cuál es el sentido si todo se resume a nada?

Todo es una amalgama de palabras y discusiones, acusaciones, desórdenes. Y esa misma amalgama es quien está cavando el pozo a donde va mi cuerpo.

Pido disculpas a quién realmente importé alguna vez. Y verdaderamente ni si quiera pido que me recuerden con alegría. No. No soy objeto de felicidad, nunca lo fui. Incluso en el momento de mi muerte, ni si quiera en ese momento. No quiero que la misma gente que me manda a la tumba llore sobre mi cadáver. En realidad no es que no quiero, en realidad no merezco que lloren. Lo hubiesen pensado antes de que decida abrir el camino. Si las cosas se hubiesen dado de otra forma a lo mejor hubiese habido alguna otra manera.

Hay algo aún peor, no es que no quiero que lloren porque tenga algún tipo de lástima o pena por su aflicción. Quiero que se queden con la culpa, yo no decidí esto. Esto es su culpa. Si. Es su culpa, es su mierda que alimentó la mía. Eran ustedes con una pala y un mármol escribiendo durante 28 años la historia de mi suicidio. 28 años planeando mi muerte. Es su culpa, no la mía.

Me voy,  ni si quiera tengo que hacer una valija, ni un bolso, nada. Simplemente me voy. Quiero dejar un último mensaje. Me aburrieron, me gastaron, me hartaron, me mataron.

¿Quién puede ser más miserable? Ni si quiera yo. Son ustedes los miserables.

Me voy, ni dejo mis saludos porque no me interesa. Solo quería que guarden este regalo que les dejo escrito para que recuerden LA CULPA. SU CULPA.