miércoles, 11 de julio de 2012

12.07.2012

Loreena Mc Kennitt - NOTA: Pongo el nombre al poéma a quien ayudó en mi noche de niebla.

El sueño del niño,
y la realidad embriagada de luz,
domina el silente paso de la noche
liberando en sus ráfagas,
heridas enredadas en el tiempo.

La luminosidad de las estrellas
cuelga de la luna creciente
un ángel que cobija del frío
el deseo de libertad y las alas del amor,
como un águila trayendo la paz.

Y sin voz un hechicero,
sana el sangrado de la muerte,
destruyendo el manto negro lavado con sangre,
envenenado con dolor,
y tejido de lágrimas oscuras.

Termina el Sol secando el diluvio,
florecen las nubes refulgentes,
los ruiseñores cantan una agonía invisible,
se cosecha la alegría en el campo de Dios
y muere el alma del pánico enterrada en el pasado.

P®in©ipe Gótico
Juan Pesado
12.07.2012


Lacrimae atrum... 

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